Wednesday, May 03, 2006

FUTURAMA

Pensar nos diferencia de los animales, se cree que la evolución del hombre esta enmarcada en los parámetros del raciocinio y la acción, facultades fundamentales dentro de nuestro desenvolmiento en la sociedad y la cultura. Pensar es creer que las cosas pueden ser diferentes, que cambiar la historia –sin desconocerla- es posible, el pensamiento nos hace grandes, un tanto egocéntricos.

Pensar en Bogotá no es pensar en “Trasmilenio”, aunque hace parte de lo cotidiano, más bien, es creer que en la cuidad se puede transportar en buses particulares, en bicicleta, en senderos peatonales y claro en trasmillenos ¿pero este último medio de transporte no afecta al individuo?

La pregunta es obvia y la respuesta compleja: Transmilenio es un sistema de transporte masivo que agiliza los trayectos recorridos por los ciudadanos, es “económico”, “seguro” y estable. Es cómodo –si vas sentado y no te montas en la estación de la carrera 77 con destino a la calle 76 en horas pico-, la ventilación y la silletria apropiada, en fin; pero los bogotanos por ahorrarnos 20 minutos de sueño –creo- estamos perdiendo nuestra integridad y se nos esta olvidando exigir un mejor trato: no somos vacas –carecemos de cuatro estómagos aunque rumiamos todo-, pagamos por un servicio un costo muy alto para 830 buses articulados en seis tramos neurálgicos de la cuidad.

Exponemos nuestras vidas hasta la asfixia cada vez que intentamos embutirnos en estos demonios rojos, sobre todo en horas pico, y cuando podemos respirar estamos en una estación más pequeña que un vagón del Tren de la sabana compartiendo el afán de un día laboral. Lo mejor es la seguridad, dos pelagatos disque revisando las maletas, unas cajeras muy amables y muchas ratas esperando quitarte pertenecías varias ya sea dentro del tumulto ya sea a la salida de los articulados; y eso que es el transporte del futuro.

Un sistema de todos, ¿realmente quienes son los dueños de Transmilenio?, una pequeña minoría que se esta enriqueciendo a costa de los idiotas que creen que llegar rápido es lo más importante, personas carentes de pensamientos prospectivos, ¿se han imaginado el 2015, nuestros adolescentes memorizando un poco de números acompañados con letras y sin la libertad de elegir en que se quieren movilizar – suponiendo que el carro no es una opción para las mayorías?

Y usted de treinta o cuarenta años tratando de descifrar los jeroglíficos de mapas, porque ni siquiera de eso tenemos claridad. Pensemos en que la humanidad no se da en el contacto físico, sino en nuestros raciocinios. Tal vez en el 2015 desconozcamos algo diferente a nuestras zonas privadas y Transmilenio sólo sea una realidad inútil o decorativa como lo es el Tren de la sabana.

Se me olvidaba, la cuidad se ve más bonita y más organizada, las obras son arte para el paladar exquisito de los urbanistas y extranjeros, los ciudadanos andamos a gusto por el Eje ambiental, montamos con tranquilidad en las ciclorutas y caminamos por los corredores peatonales; los trancotes por la treinta y la séptima quedaran en el pasado, mientras el presente sea una sola incomodad por las adecuaciones de las vías para el sistema y el futuro, bueno, el tiempo lo dirá… tal vez en el futuro necesitemos un teleférico o un metro ya que un sólo medio de transporte masivo nunca es suficiente para trasladar a tanta gente.

CAJICA

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