Monday, October 13, 2008

la carta de amor más cursi que jamás escribiré

Ahora me pregunto que quiero escribir y no hallo una respuesta lógica. Creo que este ejercicio de la página en blanco me atrae… enfocar las ideas y afinar la redacción y la ortografía. Hice una vindicación del amor fallida… que se quedo en mi archivo personal. Ahora intento hacer una reflexión sobre el amor y creo que haré la carta de amor más cursi que jamás escribiré, y que no tendrá destinatario, por supuesto.


Querido mío, hace unos meses le pedí a Dios por ti, incluso te describí. Ibas a ser el hombre más encantador de la tierra, que me comprendieras, el ser al que es fácil amar y decepcionar. Ibas a ser un buen perdedor, un gran bailarín y el mejor amante del mundo. Ibas a ser divertido, detallista y encantador… y claro tendrías los defectos que puedo tolerar. Quería un sapo arrunchador, no un príncipe falso.

Desde que te conocí supe que eras para mí y claro, no me equivoque. Eras el perfecto sapo, tan yupi como puedo tolerar, tan inteligente sin llegar a la pedantería, tan aterrizado como cohete y tan de tanto que las palabras para describirte son pocas. Y te escogí entre uno y miles, y te espere toda la eternidad porqué las historias de verdad se esperan toda la vida…

Y entonces te hiciste real, me mostraste tú mundo lleno de belleza, de reflejos de verdad, describiste con palabras el placer del amor y el dolor de la desilusión… confiaste en mí como yo en ti, y creíste que con un chasquido de dedos la miseria desaparecería de nuestras vidas, y así fue, por unos segundos. Incluso llegamos a pensar que los dos podíamos cambiarnos, que nada más nos importaba, que no necesitábamos otra cosa, y la vida nos sorprendió, con una dura y verdadera lección: nada es para siempre.

Y no aprendimos la lección, perpetuamos nuestro amor una y tantas veces, que siempre se volvió una medida de tiempo relativa y adaptada a nuestras necesidades. Entendimos la diferencia entre lo eterno y lo transitorio, y nos decidimos por lo transitorio, construimos nuestra relación todos los días y todas la noches, nos juramos amarnos hasta allá y más allá, con mucha suerte y con más dedicación, porqué lo transitorio se enmarca en el instante en que das un beso y desaparece todo, en que regalas una flor y descubres sus pétalos caídos.

Y ahora, que estamos acá los dos, te puedo dar las gracias por los buenos y los malos momentos, por los besos y las cachetadas, por la comida y la mierda, por todas las cosas que botaste y las que conservo, por borrarme o por recordarme. Solo tengo agradecimiento por ti, ser de luz que ilumino mi noche oscura, te debo mucho ya que ahora sé como creer en mí, y como encontrar tu esencia.

Si el camino que sigue lo vamos a hacer juntos, solo quiero que sepamos acompañarnos en los diferentes momentos de la vida, que podamos ser uno y el mismo sin anularnos y que nuestros sueños se dirijan perpendicularmente a un objetivo común. No me gustaría perderme del camino que trazamos para nuestras vidas.

Si el camino que sigue debemos estar separados, solo espero que me recuerdes con amor, como yo lo hago y si ha de unirnos, debemos preparar el camino para que sea más fácil la próxima vez. Si es así, te esperaré en mis sueños y me abrazaré a la almohada. Lo próximo que nos espera debe ser más picante y menos formal.


Aunque me gustaría que esta carta cursi tuviera un destinatario, por ahora solo tiene recuerdos, anhelos y buenos deseos.

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