Monday, March 04, 2013

Sergio Andricaín


Promover la literatura infantil con acierto es una responsabilidad de toda la sociedad. Obliga a utilizar múltiples instrumentos, a no menospreciar ninguno, pues desde diferentes ángulos, con distintas posibilidades y presupuestos, todos pueden contribuir al logro de un mejor lector infantil y de una literatura de mayor calidad para ese niño. Libros originales, hermosos, que desde las raíces de nuestra identidad y apuntando hacia lo universal, sean a la par un reto y una fuente de placer para las nuevas generaciones. Y una necesidad insoslayable, que es lo fundamental.” (Promoción y Literatura infantil)

“—¿Puede atenderme un momento?
—Sí, claro.
—Necesito que me ayude.
—Si está a mi alcance, con mucho gusto. Vamos a ver, ¿de qué se trata?
—Dígame qué debo hacer para que mi hijo lea…” (p.79)

Con este diciente diálogo empieza “En busca de un niño lector”, artículo de Sergio Andricaín y Antonio Orlando Rodríguez. Este fragmento ilustra de forma irónica lo que nos piden a los promotores de lectura, es decir a quienes Andricaín y Rodríguez definen como “todas aquellas personas o instituciones que de manera consciente y organizada desarrollen, con sistematicidad, acciones encaminadas a estrechar los vínculos entre la población y la lectura.” (La lectura: una forma de felicidad, p.34). Un promotor es todo aquel que tiene una relación con el libro y lectura, que tiene un hábito desarrollado y una pasión por la Literatura en su gran espectro, que sabe que no existen fórmulas mágicas para que los niños lean. Al mejor estilo de Irene Vasco en Conjuros y sortilegios, ellos enuncian lo imposible (op. cit. p.80):

SORTILEGIO PARA QUE SU HIJO
SE CONVIERTA EN UN GRAN LECTOR

Con un título pretencioso y sarcástico, el autor nos explica en sus artículos, compilados por la Unesco en Ese universo llamado lectura, que cada niño es una individualidad, un mundo y tiene un contexto que le es propio; y que hay factores externos que facilitan la relación con la lectura y la creación de un hábito lector: tener padres o docentes lectores que les leen y que los acompañan con sus lecturas, frecuentar bibliotecas o tener libros en casa para familiarizarse con el objeto-formato “libro”; y la escuela como un espacio crítico para formar lectores o para alejar a los niños de la lectura.

Hay algo que queda explícito en esta argumentación: los primeros aprendizajes de los niños son por repetición, el ejemplo es fundamental para formar un hábito lector, y eso lo dan los padres, los maestros y los promotores, leyendo y hablando de los textos que leen con los niños. Como se explica en “La lectura”: “No basta con motivar en el niño una actitud favorable hacia la lectura; de lo que se trata es de crear un sólido vínculo. Formar hábitos de lectura es lograr que el individuo recurra regularmente, y por propia voluntad, a los materiales de lectura como medio eficaz para satisfacer sus demandas cognoscitivas y de esparcimiento. Hablaremos de hábito de lectura en el sentido de acercamiento permanente al acto de leer como resultado de una necesidad vital.” (p.33) Retomando el diálogo inicial y la fórmula mágica, la presencia del promotor de lectura (conocedor del tema) sirve para concientizar al oyente sobre la importancia que tiene la lectura en la vida cotidiana, evidenciar la necesidad de la lectura y las lecturas en la sociedad, sugerir algunos títulos, autores y ediciones, pero nunca creer en verdades últimas, premisas absolutas y revelaciones incuestionables; la lectura hace parte de lo humano.

Un niño que lee (en sentido amplio), desarrolla la imaginación y puede desear, después de asistir al zoológico, tener en casa a un elefante, un rinoceronte o un águila, y recibir, en su realidad, el animal indicado. Esa es “una” de las lecturas que podemos hacer del cuento de Sergio Andricaín, Un zoológico en casa. Este autor cubano, nacido en la Habana en 1956, escritor, compilador, investigador, periodista, cuenta con una vasta obra de ficción infantil, compilaciones de tradición oral y literatura infantil e investigaciones sobre la literatura infantil y juvenil en América Latina y el Caribe. Vivió en Colombia algunos años y muchos de sus textos de ficción hacen parte de las publicaciones de la editorial Panamericana.

Actualmente reside en Miami, y dirige, junto a Antonio Orlando Rodríguez, el portal www.cuatrogatos.org, encaminado al estudio, promoción y difusión de la literatura infantil y juvenil.



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